¿Qué crees?  Vas a ser papá……….

Alejandra Urbiola. Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma de Querétaro

El ser papá y el día del padre han cambiado. Ser “papá” en el México de los años sesenta y quizás hasta fines de siglo pasado, era ser el proveedor económico más importante en una familia, que en su mayoría tenía hijos. Además de ser el ejemplo a seguir, un papá imponía sus reglas y era la máxima autoridad en la casa. Labor en ocasiones compartida con la mamá, quien se dedicaba a la atención del hogar, la escuela de los hijos, las compras, etc. Los papás “de antes” no hacían comida, ni cambiaban pañales, tampoco lavaban o planchaban la ropa. Aunque “cuidar a los hijos” era una actividad compartida, el rol de los cuidados era de la mamá o la suegra, y el rol del papá era, además de proveer, aplicar la justicia en casa así fuera a golpes ¡Cómo han cambiado las cosas!  

No importaba si el papá tenía estudios o si su situación económica no era boyante, se le consideraba la figura más relevante en el núcleo familiar por tener la responsabilidad de la familia, responsabilidad económica y responsabilidad moral; su autoridad, estaba consagrada socialmente y se reforzaba en la religión.  Como jefe de la familia detentaba un puesto que exigía respeto aun cuando los hijos con el tiempo lo superaran en estudios o en dinero. El papá de antes tomaba decisiones sobre sus hijos y sobre “su señora” como si fueran objetos o menores de edad. Avalada socialmente, su autoridad, implicaba un aprendizaje en la vida cotidiana y a través de las instituciones como la escuela, la empresa, la iglesia, el ejército.  

¿Qué hizo que ese papá cambiara? O, mejor dicho, ¿qué nuevo rol se le asignó socialmente al hombre en la familia? ¿Cómo lo tomaron los varones?  

El entorno socioeconómico y la economía de México comenzaron a cambiar, el crecimiento poblacional posterior al conflicto revolucionario, implicó mayor demanda de productos y servicios y una expansión de los mercados que en nuestro país encontraron un medio propicio por el subsidio público durante el modelo económico estabilizador de 1930-1970. Era el tiempo del desarrollo de la industria nacional, la creación de una clase media con posibilidades de comprar y vender productos; el país estaba también más comunicado, con nuevas carreteras, puertos y aeropuertos que abrieron la posibilidad para más intercambios económicos y culturales. Estos cambios se aceleraron con el uso masivo de la televisión además de la radio, que ya era muy popular. Los medios de comunicación permitieron abrir la mirilla a nuevos productos, empresas y consumidores en zonas urbanas y rurales.   

Con el tiempo, un México con más población y en un proceso de cambio constante, presenció la participación de la mujer en actividades económicas formales. Más mujeres tuvieron acceso a la educación formal y a nuevos mercados laborales además de aquellos en el sector de servicios. Se crearon nuevas carreras y nuevos puestos de trabajo en el sector formal de la economía; fue creciendo el ingreso de las mujeres, y de “ayudar con los gastos de la casa”, vislumbraron la posibilidad de una independencia económica.  

En conjunto, hubo mayor visibilidad social de las mujeres y sus demandas. Tener independencia económica fue el primer paso y el segundo, lograr la autonomía en sus decisiones. La transformación urbana empujó a muchas mujeres a nuevas dinámicas familiares y ajustes en las estructuras tradicionales, pero dejó a muchas otras en zonas rurales con poca comunicación y en condición de dependencia. Además, el “machismo” como una práctica cultural compartida por mujeres y varones no reconoce cuerpos sexuados, así, muchas mujeres, también se opusieron al cambio en los roles tradicionales.  

La legislación laboral mejoró las condiciones de trabajo, incluyendo poco a poco un reconocimiento a las necesidades de las mujeres, especialmente en lo relacionado con la maternidad y los cuidados de los menores. Fue visible una mayor participación de mujeres en política para hablar sobre disparidades, asimetrías y relaciones de poder en las esferas pública y privada.  

Los matrimonios posmodernos mexicanos, ya no tienen la asignación tradicional de género en roles para varones y para mujeres, se han ajustado paulatinamente los tiempos en las actividades del trabajo doméstico y de cuidados; aunque el número de hijos ha ido disminuyendo, la población del país envejece y el 78% de los hogares de México, requieren apoyo en cuidados (INEGI, 2022). Al reconocer las asimetrías en la distribución de las cargas del trabajo en el hogar, hombres y mujeres han tenido que hablar para ver quién hace qué cosa en el hogar y poder sacar adelante a la familia.  

Ahora muchos varones participan en actividades de cuidado, y comienza una reflexión seria sobre la importancia del trabajo femenino. Se reconoce que la mujer por años y generaciones ha tenido que atender el trabajo asalariado y el trabajo no remunerado de cuidados en una doble y triple jornada, el 86.9% de las personas cuidadoras principales del hogar, son mujeres (INEGI, 2022). Los papás modernos comparten con sus compañeras la crianza de los hijos o el cuidado de los adultos mayores y las actividades en el hogar. Un papá moderno, sabe hacer la comida, lavar la ropa y limpiar la casa. Estamos siendo testigos históricos de una reconfiguración en los roles de mamá y papá y de ahí que este próximo junio celebremos a ese papá modificado por la posmodernidad.  

Los papás replantean su masculinidad, dejan los estereotipos asociados a la forma tradicional de entender lo que es ser papá. Esto no ha sido fácil porque muchos hombres se tienen que re-educar con sus nuevas parejas al salir de un hogar tradicional y religioso para resignificar su papel de hombre, de papá y de compañero. Esto implica un proceso de aprendizaje a veces doloroso, para muchos varones. Además de los talleres de mecanografía o carpintería en la secundaria, ¿No sería útil que se abrieran talleres sin importar el género sobre cambiar pañales, preparar comida o limpiar la casa?  

Bibliografía 

INEGI (2022). Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC), 2022. 

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