¿Mercadotecnia o inclusión?Reflexiones sobre el Orgullo LGBTTTIQ+

Alfonso Tonatiuh Torres Sánchez. Doctorante y maestro en Estudios Organizacionales en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa. Licenciado en Administración por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.

            

El pasado mes de junio en la Ciudad de México se llevó a cabo la XLVI Marcha del Orgullo LGBTTTIQAP+, dentro de todo lo que sucede en ella, surge una pregunta relacionada a la presencia de las empresas que se auto incluyen año con año. ¿Existe verdadera inclusión de la diversidad sexual y de género en las empresas o sólo es una estrategia de mercadotecnia?

La marcha que conocemos es resultado de la lucha social de miles de personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas que han alzado su voz para exigir derechos negados como consecuencia de una estructura social heteropatriarcal, la consigna inicial de las marchas exigía la libertad sexual para la liberación social (De Sandi, 2016). Sin embargo, hoy en día la participación excesiva de las marcas en estas marchas hace desdibujar el objetivo de protesta social e importancia política de este acto.

Castañeda (2019) afirma que desde los años noventa las empresas visualizaron a la homosexualidad como una oportunidad de mercado sin explorar y altamente rentable.

La mayoría de las parejas gay no tenía hijos, y en cambio gozaba de dos ingresos; por tanto, los homosexuales disponían en promedio de más dinero y tiempo libre que sus coetáneos heterosexuales. Desde entonces, numerosos estudios de mercadeo han confirmado que las personas y parejas gays gastan más que estos últimos en bienes y servicios de todo tipo, especialmente en artículos de lujo, que viajan más y acuden con más frecuencia a restaurantes, bares, cines y teatros (Castañeda, 2019, p. 158).

La conformación del mercado rosa, producto también del neoliberalismo, provoca que la población LGBTTTIQ+ sea inscrito en un modelo de cultura gay excesivamente consumista, frívolo y estético, propiciando la despersonalización de la diversidad sexual y de género, para convertirlos en instrumentos útiles para el sistema capitalista. Es decir, la población LGBTTTIQ+ pierde su valor político y social, para solo tener un valor comercial (Domínguez-Ruvalcaba, 2019).

En sentido se habla de la mercantilización de la diversidad sexual y de género, pero solo como un discurso de apertura para la captación de consumidores y nuevos mercados que estigmatizan y estereotipan el modo de vida de la población LGBTTTIQ+, a partir de la implementación de una estrategia gay friendly (Michelena, 2013). De acuerdo con Muñoz (2017) esto solo demuestra la capacidad voraz del capitalismo para pintarse de rosa e incorporar identidades y sexualidades, pero solo de manera parcial, es decir, sólo a aquellas que tienen un poder adquisitivo para incorporarse. Por lo tanto, las sexualidades e identidades periféricas quedan totalmente excluidas.

Sin embargo, esta mercantilización de la diversidad sexual y de género dista mucho de la realidad que viven las personas que se enfrentan diariamente a un sistema cisheteronormativo que no les permite acceder a los bienes y servicios y a los espacio de trabajo que ofrecen las empresas “gay friendly”. Al respecto Zarur (2011) señala:

Los homosexuales fueron primero consumidores —clandestinos—, antes que ciudadanos con similares derechos a los de sus pares heterosexuales, y el nuevo modelo económico y cultural impulsado desde el neoliberalismo ha acabado reforzando esta posición, sólo que ahora de manera crecientemente pública (p. 63).

Por tanto, no es suficiente que las empresas se pinten de colores todo el mes de junio, si no tienen un cambio profundo en su forma de incluir social, política y culturalmente a la diversidad sexual y de género en la vida pública, haciéndolos garante de plenos derechos como el trabajo decente, el salario digno, la no discriminación y el derecho a existir. Las empresas deben convertirse en un motor de cambio y transformación social con verdadera inclusión.

No debemos actuar porque los grupos minoritarios representen un mercado o una fuente del personal que necesitamos (…) Quisiera pensar que somos los suficientemente grandes para abolir la discriminación porque es una injustica con la que no podemos soportar convivir en una sociedad libre (Walton, 1972, p. 53).


Referencias 

Castañeda, M. (2019). Una vida homosexual: Ser gay: 50 años de reflexión y aprendizaje. Grijalbo.

De Sandi, A. J. (2016). La marcha del Orgullo LGBT de Ciudad de México. Perspectivas Revista de Ciencias Sociales1(1), 29-46.

Domínguez-Ruvalcaba, H. (2019). Latinoamérica queer. Cuerpo y política queer en América Latina. Ciudad de México: Ariel.

Michelena, M. E. (2013). Diversidad sexual y turística: una aproximación a la mercantilización de la homosexualidad (Doctoral dissertation, Universidad Nacional de La Plata).

Muñoz, L. (21 de junio de 2017). La lucha por la inclusión y la mercantilización de lo LGBT. Izquierda diario. https://www.izquierdadiario.es/La-lucha-por-la-inclusion-y-la-mercantilizacion-de-lo-LGBT

Walton, C. C. (1972). Los negocios y el progreso social: puntos de vinta dos generaciones de ejecutivos. Diana

Zarur Osorio, A. E. (2011). El fenómeno gay contemporáneo, de lo moralmente inaceptable, a segmento del mercado.

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